sábado, 20 de noviembre de 2010

Una reflexión...

Aprendí que los cambios son inevitables por lo que simplemente debo tener fe y sentirme a salvo porque la energía del universo se equilibra con mis deseos...

Para Lisa. Noviembre 20, 2010

jueves, 18 de noviembre de 2010

La subjetividad en la construcción de explicaciones científicas

Hoy he querido compartir una reseña que he hecho para mi clase de "Metodología y Diseño de la Investigación Social" de la Maestría de Estudios de Género que realizo, ya que me ha gustado hacer esta lectura, y pues realmente me he desvelado con las estrellas hace algunas semanas (aunque no las vea desde mi habitación sé que están ahí). Diagamos que es otra manera de expresarme en letras, con algo de rigurosidad académica.

Reseña:
Leticia Robles en su artículo "La subjetividad del investigador en sus análisis científicos. La construcción de explicaciones a partir de experiencias personales", publicado en el 2002, nos invita a reflexionar sobre la manera cómo la subjetividad de quien investiga “trasmina la delimitación del objeto de estudio, el análisis de los datos y la explicaciones construidas de dicha realidad”. La autora reflexiona en su artículo “acerca del papel que tiene la subjetividad del escritor en la investigación que se realiza en el campo de la salud”, por tanto, enfoca su intención en mostrar “cómo las experiencias personales de los autores, (…) permean el tipo de obra que escriben y, por ende, el análisis que hacen de dicha experiencia.” (2002: 311-312)
El artículo consta de cuatro apartados, en el primero, La mirada de la ciencia sobre el padecimiento de los otros, Robles nos comparte sus apreciaciones sobre la experiencia posterior de Goffman después de haber publicado su libro titulado “Internados. Ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales” publicado en 1961, señala que Goffman podría haber realizado un análisis distinto de su investigación si hubiese experimentado personalmente lo que estudiaba (dicho por el mismo autor). Entonces, cuestiona esa perspectiva y posición “imparcial” en las cuales se ubican las y los investigadores sociales, característica de los “cánones de objetividad de la investigación científica”. En este orden de ideas la autora comenta su inquietud sobre “el aprendizaje y entrenamiento” del investigador en su campo, y plantea con cierta cautela, el que sean vistos como una “prueba (…) de transición del investigador novel al maduro. Sin embargo, el asunto cambia si se lo plantea desde otra perspectiva: la de si las experiencias personales inciden o no en las explicaciones que se construyen sobre la sociedad.” (Robles, 2002: 314)
En el segundo apartado, El enfermo toma la palabra, analiza la experiencia de Jean-Dominique Bauby y la manera cómo interpreta su condición de enfermo. En palabras de la autora: “lo que nos ofrece ‘La escafandra y la mariposa’ es la oportunidad de acceder a lo que dicen de su padecimiento los propios enfermos frente a la versión formulada por los ‘expertos’ sobre la vida de los enfermos”. (Robles, 2002: 317)
Robles plantea que éste tipo de textos, “han sido tradicionalmente excluidos de las lecturas ‘científicas’ (…) Su lectura permite al científico encontrar otros temas no tratados en el estudio de un objeto particular descubrir vías o indicaciones prohibidas o disimuladas por la censura del campo científico u formular nuevas preguntas.” (2002: 318)
En el tercer apartado, la experiencia propia vista desde la academia, Robles nos presenta al “experto”, el antropólogo Robert Murphy, quien narra su experiencia desde que se sabe enfermo, aplicando estrategias etnográficas. La autora rescata la importancia de este texto sobre la “visión doble” que maneja Murphy, quien al mismo tiempo se presenta como antropólogo y como sujeto de estudio (enfermo) y la manera como el procura resolver el equilibrio entre estos dos roles.
Por último, en su cuarto apartado, Quién escribe y desde dónde escribe: ¿una cuestión pertinente?, Robles (2002: 322-325) nos da sus apreciaciones finales sobre lo que le transmitieron los autores al narrar sus experiencias, ubicándolas en las construcciones de las explicaciones científicas:
• Los autores le permitieron visualizar tres tipos de relaciones entre el sujeto narrador y el objeto de su discurso, el padecimiento. El primero hablando desde los ojos de la academia estudiando una cultura extraña; el segundo hablando desde adentro contando su propia experiencia; y, el último es una combinación de las dos anteriores: es el académico y el enfermo.
• Reconocer el sufrimiento del otro a través de sus propias palabras, ofrece la posibilidad de reflexionar acerca de los objetos de estudio, muchas de las veces deshumanizados y analizados solamente a partir de perspectiva del científico.
• Critica la verdad del conocimiento científico desde “los expertos”, y propone incorporar a la reflexión académica la narrativa personal de los escritos científicos para aclarar cuál es el punto de partida de los que escriben, leen, analizan y discuten los científicos.

Comentarios subjetivos:
A partir de la lectura de este artículo y de las discusiones que se han dado en clase sobre el tema de la subjetividad de la y el investigador me he atrevido a colocar el título de este apartado como “comentarios subjetivos” con el propósito de hacer un llamado de atención a mi propia manera de ver mis comentarios en reseñas anteriores, dado que al haberle colocado este adjetivo, me percato de que sí hay una diferencia, ya que pareciera que en este momento me acerco a un análisis subjetivo “consciente” frente a la lectura que he realizado.
Me atrae la postura de Robles al señalar que las experiencias personales influyen en la construcción de los hallazgos, explicaciones y análisis a los que pueda llegar el o la investigadora. En consecuencia, aprecio como interesantes los motivos que expone Robles sobre la selección de los tres libros que decidió analizar, puesto que a partir de la reflexión que realiza se ubica desde su subjetividad para justificar la selección, ya que de manera textual señala que “es una selección eminentemente subjetiva”.
En este sentido, la propuesta presentada por la autora es seductora, toda vez que plantea que las experiencias de vida de la persona que investiga – sobre todo las experiencias similares que se comparten con el “objeto de estudio” – sitúa a la misma en otro ángulo y con una mirada diferente al momento de construir sus explicaciones y análisis científicos. Su reflexión me invita a pensarme y compartir una experiencia personal: la manera en cómo mi vida se transformó luego de haber estado algunos meses en cama debido a una lesión que tuve en un hueso de mi pierna. Ya ha transcurrido algún tiempo, y ahora puedo decir que dicha experiencia ha marcado mi vida, hay un antes y un después de la enfermedad.
Por ende, admiro a Bauby y a Murphy por el hecho de haber escrito sobre la experiencia de sus padecimientos. Y, específicamente, me sorprende la manera como Murphy ha escrito su libro con una “aparente” rigurosidad de una investigación (señalo “aparente” porque no he leído el libro); en mi caso, por ejemplo, pocas veces lograba escribir “tomando distancia”, a veces me encuentro con algunas narraciones que hice, y la pregunta que me planteaba era: ¿cómo puedo (desde mi situación de enferma) dejar de ser dependiente, dependiente del dolor, del los cuidados de mi madre, de las medicinas y de la opinión “omnipotente” del oncólogo? Ahora pienso, que me ganó el deseo de no escribir sobre mi experiencia ya que no deseaba que existan huellas escritas de mi padecimiento, no deseaba recordarlo como un mal momento, pues escribía desde la impotencia y en ese momento desea “tener el control”. Me decidí a aprender cosas nuevas, ejemplo: tocar guitarra, tejer, etc. Fue la manera como logré resolverlo.
A partir del repaso que hago de mi experiencia personal, me ha llamado la atención la forma como Murphy logra distanciarse de su situación de “enfermo” al colocarse como investigador, siento que es su salida para convertirse en el “dueño” de su situación de enfermo/dependiente, por tanto, al verse/sentirse/considerarse “conscientemente” como “objeto de estudio”, se convierte, nuevamente, en “sujeto”.
Para finalizar, aplicaré para esta reseña, un ejercicio que ha venido realizando la Profa. Gabriela Cano, al preguntarnos: ¿por qué creen que he traído este texto a este curso? Mi respuesta en el marco de esta materia de metodología es: este tipo de artículos me permiten tener una visión distinta de las formas como se producen los análisis sociales, por tanto, la forma como se produce el conocimiento científico. Estoy de acuerdo con la propuesta de la autora, sobre todo cuando señala que este tipo de libros abren la posibilidad no sólo de incorporar nuevas perspectivas de análisis, sino también de sujetos de estudios. Yo agregaría, que además este tipo de lecturas y fuentes incorporan nuevas cualidades a los sujetos que estudian, re-educan a las y los investigadores.

Referencia bibliográfica:
Robles, Leticia (2002) “La subjetividad del investigador en sus análisis científicos. La construcción de explicaciones a partir de experiencias personales”, en: Investigación cualitativa en salud en Iberoamérica: métodos, análisis y ética. Francisco Mercado, Denise Gastaldo y Carlos Calderón (Comp.), Universidad de Guadalajara, Universidad Autónoma de San Luis Potosí y Universidad Autónoma de Nuevo León. México, pp. 311-326.